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La bioeconomía, el secreto de una mayonesa rica y con fundamento

4 de Octubre de 2016
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El secreto de la mayonesa consiste en mezclar sustancias de naturaleza química muy diferente con la ayuda de aditivos. Por un lado, tenemos el aceite y por otro, un medio acuoso como es la clara del huevo.

Agitas el mejunje con ganas y se forma una bonita emulsión gracias a nuestra amiga la lecitina (el aditivo denominado emulsionante) que hace que el conjunto tenga sentido si no has olvidado la sal, un poco de limón… etcétera. Emulsionar la bioeconomía en el sector de la construcción no es fácil pero el resultado es rico, rico y con fundamento. Solo necesitamos encontrar el emulsionante adecuado.

Se estima que el sector de la construcción emplea entre el 45% y el 60% de los materiales extraídos de la litosfera. Supone un consumo de alrededor de 2.500 Kg de materiales por cada m2 construido. Para reducir la huella que estamos dejando en el planeta desde nuestro sector tenemos varias estrategias. Una nos la avanzó Iñigo Vegas en su entrada sobre la utilidad de la materia prima recuperada de los procesos de construcción y demolición de nuestros edificios; forma parte del concepto de economía circular. Otra estrategia es aprovecharnos de lo que nos ofrece la bioeconomía.

La bioeconomía es el proceso de crear productos de distinto tipo y naturaleza a partir de fuentes y recursos de origen biológico y, por lo tanto, renovables. Para que el efecto sobre la huella sea eficaz, nuestras soluciones de materiales recuperados o renovables en la construcción han de medirse en toneladas. Veamos qué opciones nos da la bioeconomía.

Cuando mezclamos construcción con materiales de origen biológico la madera es el primer ejemplo que nos viene a la cabeza . Pero ¿no es ya muy conocido su uso? ¡Pues parece que no! ¿Saben que existen proyectos de rascacielos construidos en madera?

Además del uso como material estructural, es bien sabido que la madera se consume dentro de los edificios en suelos, techos, particiones interiores... ¿Está todo inventado? ¡Pues tampoco! Este consumo se produce casi sin recurrir a tecnologías químicas. Si nos divertimos modificando la madera a nivel microscópico y químico obtendremos materiales composites que contribuyen, por ejemplo, a la mejora de la calidad del aire interior de los edificios tanto nuevos, como rehabilitados.

Las fibras de madera las podemos mezclar con poliolefinas (polipropileno y polietileno en su mayor parte) y procesarlas exactamente igual que las poliolefinas puras (por extrusión, inyección,…etc.) y utilizarlas en suelos, paredes interiores y fachadas. De esta forma, obtenemos un material que puede contener un 50% de madera (y más) que ya hemos incorporado al mundo de la bioeconomía. Además, podemos mejorar el comportamiento al fuego de estos materiales incorporando a la mezcla los aditivos adecuados.

Aunque la madera y sus derivados son actores clave en esta mayonesa no son los únicos que intervienen. Para este mismo fin también sirven determinados residuos agroalimentarios. Podemos separar sus componentes (lignina y fibras de celulosa) con los que fabricar nuevos materiales para construcción. Llevado a una escala nanométrica podemos obtener nanocelulosa. Otro mundo de posibilidades se nos abre; también en el sector de la construcción.

Existe por tanto una gran cantidad de materiales proporcionados por la bioeconomía que son fácilmente utilizables en nuestro entorno construido y, en general, en la arquitectura. La variedad es tan amplia que nos encontramos con bibliotecas de materiales que recopilan los más novedosos. Muchos de ellos son de origen biológico y aplicables por las nuevas tecnologías derivadas de construcción 4.0 que nos contaba Jose Antonio Chica. ¡El tren de las nuevas tecnologías constructivas tampoco se va a perder!

Hete aquí la revelación del aditivo que mencionaba al comienzo y que va a permitir emulsionar la bioeconomía y la construcción: la oportunidad de negocio. Todos los ejemplos expuestos corresponden a productos y proyectos en los que han participado fabricantes en sus desarrollos.

Son ellos los que han actuado como fuerza motriz; la batidora en este símil culinario. Algunos de ellos han contribuido a dar soluciones técnicas a demandas concretas. Y así queremos seguir; ¡emulsionando!

 

Javier García Jaca

SOBRE EL AUTOR

Javier García Jaca

Obtuvo su doctorado en Ciencias Químicas por la UPV/EHU (1995) en el área de química inorgánica. Ha desempeñado labores de investigación en química del estado sólido en la Universidad Complutense de Madrid (1995-1999) publicando un total de 16 artículos científicos sobre materiales metalo-orgánicos y cerámicos y realizando estancias en Francia, Reino Unido y Dinamarca. En 1999 se incorporó a CIDEMCO como Director del Departamento de Materiales. En 2014 obtuvo el título de Experto en Dirección de Negocio y Tecnología de la Deusto Business School & Tecnalia.

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Autor:Javier García Jaca
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