Cualquier adulto con niños aficionados a las películas de animación de Pixar sabe que el lema del gran chef Auguste Gusteau era "cualquiera puede cocinar". Me permito añadir el adjetivo "bien" para evitar equívocos.
También es posible introducirse en el mundo de la bioeconomía sin mucho lío. Solo hace falta recursos naturales, una industria que los transforme en productos y un mercado que los consuma. Así dicho, parece fácil. ¿Faltará algún ingrediente?
Dentro de las diferentes vías que tenemos para hacer bioeconomía, una es de especial interés para Euskadi: la forestal. Los datos aparecen reflejados en el Libro Blanco de la Madera editado por el Gobierno Vasco. Si comparamos el hecho de que la superficie arbolada es del 54 % con que su contribución al PIB se sitúa entre el 1,2 % y 1,5 % nos percatamos de que hay mucho margen de mejora para aumentar su valor. Además, se afirma en el libro, que se planta más de lo que se tala, por lo que vamos a obtener más recursos.
¿Y cómo se consigue? Como referencia, sin ir más lejos, en el conjunto de España se ha lanzado la Estrategia española de Bioeconomía Horizonte 2030 coordinado por el INIA. Entre las líneas estratégicas definidas como necesarias para su desarrollo, la primera nombrada -que no la única- hace referencia a la I+D+i en un entorno público-privado. ¡Ya podemos empezar a apuntar las claves! Para buscar más, seguimos con otras referencias entre los numerosos ejemplos que tenemos en Europa. ¡Vayan mirando al norte! Los países que se sitúan a la cabeza de la producción de derivados forestales están allí.
Un ejemplo sobre cómo abordar "la cosa esta de la bioeconomía" basada en madera nos la dan nuestros amigos creadores de IKEA, Volvo y las kötbullar. En Suecia, el 73 % de su superficie es forestal y la agrupación de empresas del sector nos dice que “los biomateriales reemplazán a los materiales basados en recursos fósiles” en uno de los lemas que usa con frecuencia. Así, sin anestesia, nos damos cuenta de que el sujeto de la frase no es madera sino biomateriales.
Los biomateriales incluyen a la madera pero es mucho más. Son todos los materiales y productos presentes y futuros derivados de la madera que consumimos y consumiremos en nuestras casas, oficinas, vehículos, embalajes, etc. Entre las recomendaciones que hace esta industria están la necesidad de promocionar la construcción con madera, el apoyo a la transición de los desarrollos desde el laboratorio a las plantas piloto y la compra pública con estrictos criterios de sostenibilidad.
Un poco más al este, en Finlandia, han establecido una estrategia en bioeconomía que se apalanca en su importante cantidad de recursos renovables de origen natural, su gran nivel de especialización y sus fortalezas industriales. La idea clave es que los problemas globales tienen soluciones basadas en una bioeconomía competitiva y sostenible que se crearán a nivel local y generarán oportunidades de negocio tanto a nivel local como internacional. Es la magia de la bioeconomía, el enlace entre lo local y lo global llevado a la práctica.
Las circunstancias de cada país y región son diferentes en cuanto a los ingredientes básicos (recursos, industria, innovación y mercado). Con una estrategia adecuada que incluya algunas de las claves que ya hemos visto podremos afirmar, como Gusteau, que cualquiera puede cocinar bien.