"En Cambridge estuve hablando con el príncipe William del futuro de la investigación en Alzheimer"
Lara Díaz de Greñu / Investigadora
El talento es un potencial que todos poseemos pero sólo algunos desarrollan. Llega a nosotros de diversas maneras; a base de esfuerzo y estudio, de compartir, de observar, de conversar, de tan sólo escuchar… El talento nace, evoluciona, innova y también viaja.
Lara Díaz de Greñu, bilbaína residente en Barakaldo es una joven investigadora de 29 años. Durante su estancia en Tokio y Cambridge ha aprovechado al máximo cada una de las oportunidades que estas ciudades le han brindado. Quién le iba a decir a esta ingeniera que acabaría dialogando con el Príncipe William sobre el futuro de la investigación en el Alzheimer.
Es un talento especializado en Telecomunicaciones y Doctor en Neurociencias. Tras un tiempo fuera de su país natal las circunstancias de la vida le trajeron de vuelta. Pero no sólo a ella sino también a sus vivencias, experiencias, recuerdos...
Leire Agüero. ¿Cuándo decidió salir fuera?
Lara Díaz de Greñu. Un mes más tarde de acabar la carrera de Teleco. Fui con una beca un año a Japón. De ahí seguí mi trayectoria a Inglaterra 4 años más.
L.A. ¿Por qué cambió terreno conocido por terreno por explorar?
L.D.G. Supongo que parcialmente por “culpa” de mis padres que me llevaron a un colegio francés. Me empezó a picar la curiosidad por el extranjero y los idiomas, y ¿qué podía haber más raro que aprender japonés y conocer su cultura?
L.A. ¿En qué ciudad vivía?
L.D.G. Estuve trabajando de prácticas en Tokio y más tarde en Cambridge como investigadora.
L.A. ¿Qué es lo que más le gustaba?
L.D.G. Lo que más me atrae del extranjero en general es tener la sensación de estar aprendiendo y sorprendiéndome diariamente. Por una parte está el idioma, que sobre todo el japonés era todo un reto, y por otra el poder sentir que estoy en otros “mundos”; como en una película de ciencia ficción en Tokio o casi con la escoba voladora de Harry Potter en Cambridge.
L.A. ¿Alguna costumbre que le sorprendiera?
L.D.G. De los japoneses me llamaron la atención muchísimas costumbres: desde tener cafés llenos de gatos para que la gente los pudiese acariciar, a los rockabillys y fans del manga que se juntaban los domingos en el parque de Ueno en Tokio a bailar, o los váteres con bidet y secador incorporado e incluso la gimnasia matutina en las empresas.
L.A. ¿Qué es lo que más echaba de menos de aquí cuando se encontraba allí?
L.D.G. A parte de nuestra comida (ay esos pintxos!!), lo que más echaba de menos era a mi familia: no sólo su cariño y apoyo (que por Skype no llega tan bien como a través de un abrazo) sino el no poder estar en momentos importantes.
L.A. ¿Volvería de nuevo?
L.D.G. Sin duda alguna, volvería (y volveré) a Japón de viaje, pero no a vivir allí. La cultura es tan distinta a la nuestra que cuesta encajar y sentirse cómodo para una vida diaria. En Inglaterra sin embargo no tendría problemas para volver a trabajar y/o vivir.
L.A. Y ahora ¿a qué se dedica?
L.D.G. Actualmente soy investigadora en el departamento de Salud de TECNALIA. Estoy involucrada en proyectos de neurorehabilitación como por ejemplo la recuperación de la movilidad de brazos o piernas en personas que han sufrido un ictus.
L.D.G. ¡Muchas! En Japón recuerdo que los primeros días lo que más gracia me hacía era que me parasen por la calle a sacarse fotos conmigo porque tenía el pelo rubio…”¡como las actrices!” me decían. Un día hasta una madre me llegó a poner su bebé entre los brazos ¡para sacarse una instantánea! Y en Cambridge me seleccionaron como parte de la representación de estudiantes en la visita del príncipe William y estuve hablando con él del futuro de la investigación en Alzheimer.