Blog

La belleza del código

16 de Febrero de 2016
Tabla de contenido0

El nuevo estándar de hipertexto que rige la World Wide Web conocido como HTML5 ha supuesto un punto de inflexión en la evolución de un lenguaje que fue concebido para estructurar información y que ahora, pasa a tener un carácter mucho más interactivo. El proceso y los agentes que han desarrollado este nuevo concepto supone un antes y un después en el modo en el que se desarrollan los estándares web.

Hubo un tiempo en el que la existencia de la Web no era algo popular. Una época en la que la sociedad no comprendía o no entendía cómo beneficiarse de esta plataforma construida sobre Internet. Épocas pasadas en las que no disponíamos de los buscadores tal y como los conocemos ahora. Esos momentos de evolución tecnológica de la red los recordamos con nostalgia, pero lo cierto es que no están tan lejos en el tiempo.

En ese periodo, el contenido multimedia no estaba presente en la mayoría de las páginas que visitábamos ya que las conexiones habituales distaban bastante de lo que hoy, conocemos coloquialmente como “banda ancha” o “fibra”. Con esas limitaciones de base, los requerimientos de los estándares se ceñían principalmente a cómo se estructuraba y se vinculaba esa información. Poco a poco, empezaron a surgir aplicaciones colaborativas que empoderaban al usuario no técnico a la hora de generar, compartir y reutilizar contenidos en la Web.

Esas primeras plataformas tenían nombres como Myspace, Flickr o YouTube. Posteriormente se denominaron bajo la marca “Web 2.0”. Supusieron un punto de inflexión en la popularización y difusión social de la Web. Aunque el término que acuñó Tim O´Reilly en 2004 nunca ha agradado al creador de la Web, lo cierto es que la introducción de esas plataformas implicaron una bajada significativa en las barreras de entrada de su uso.

Desde el nacimiento de la Web en 1989, la plataforma no había dejado de ganar protagonismo en la sociedad, sin embargo no fue percibida como un medio de masas debido a la falta de herramientas para su edición y la necesidad de conocimientos técnicos para utilizarlas. Esto cambia radicalmente con la aparición de los llamados Medios Sociales o Social Media durante la irrupción del fenómeno “Web 2.0”. A través del surgimiento de un buen número de aplicaciones colaborativas que nacen durante esta etapa, el usuario no técnico puede disponer de herramientas que permiten utilizar todo el potencial de la Web a la hora de subir fotos o vídeos y compartirlos con otros usuarios. Este tipo de aplicaciones hicieron accesible el multimedia al usuario no avanzado y, empezaron a cambiar progresivamente el contenido de la Web.

Si bien durante su primera etapa (1989-2000) la información predominante era el texto, a partir de la popularización del fenómeno Web 2.0 el multimedia comienza a ser el protagonista. Pero esta evolución social en el tipo de componentes predominantes también provocó problemas de gran calado en las trayectorias tecnológicas de la plataforma. Al no poder soportar nativamente los contenidos multimedia con los estándares existentes (HTML4 y XHTML), la introducción de software propietario como Flash o Microsoft Silverlight y su posterior proliferación, suponía una amenaza para uno de los principales valores de la Web; la interoperabilidad. Por ello, se sucedieron las críticas por parte de algunos ilustres de la comunidad Web como Tristan Nitot, Hakon Wium Lie, Richard Stallman o Steve Jobs.

La Web es un procomún digital, una plataforma en la que interactúan un gran número de instituciones, empresas, colectivos y particulares. No pertenece a nadie en particular, nadie tiene la potestad para cerrar la Web porque se basa en estándares que son libres y accesibles universalmente. Por ello, la proliferación de software propietario era una amenaza para la supervivencia de la Web.

Con el desarrollo de HTML5 se pone fin a un periodo de incertidumbre en torno al futuro de la Web, y al mismo tiempo se asientan las bases de un nuevo tipo de plataforma y se redefine la propia concepción del estándar de hipertexto y sus funciones. Un estándar que ya no se delimita a una estructuración de la información contenida en los sitios web sino que es capaz de implementar elementos interactivos y audiovisuales (con la ayuda de CSS3 y JavaScript) de manera nativa en las diversas páginas que lo utilicen; empresas como WIMI5 por ejemplo, ya lo están explotando.

Lo realmente interesante de HTML5 es el proceso en cómo se ha generado. Si bien en versiones anteriores de HTML, el W3C era la organización que velaba por el desarrollo tecnológico de los estándares de la Web, la última versión del estándar surge como reacción de disconformidad respecto al rumbo que llevaba este organismo. Desarrolladores de la Fundación Mozilla y de Opera Software, a los que se les unen más tarde profesionales de Apple fundan en 2004 el WhatWG, al margen del W3C. Este nuevo grupo se encarga de recoger las necesidades de los usuarios de la tecnología de una forma mucho más abierta e inclusiva y posteriormente se manifiesta en lo que se ha conocido como Living Standard”; una innovación social que se ha traducido en un estándar en permanente evolución.

Esta innovación se nutre de las aportaciones de diseñadores Web, fabricantes de navegadores, distribuidores o cualquier persona interesada para que no exista una gran distancia entre las funcionalidades que se introducen en las especificaciones con las que se implementan posteriormente en los navegadores. El objetivo consiste en que a través de un mantenimiento continuado puedan converger de manera natural, especificaciones e implementaciones. Se rompe así con las dinámicas anteriores de desarrollo de estándares, en las cuales se realizaban requisitos que permanecían inmutables, a pesar de que los navegadores no interpretasen bien ciertas partes, ignorasen detalles o simplemente no los tuvieran en cuenta.

A pesar de que el origen de HTML5 radica en las necesidades de un grupo de usuarios líderes del WHATWG, el desarrollo de un “estándar vivo” ha permitido introducir un componente democratizador y de meritocracia en el desarrollo de estos estándares, posibilitando recoger las contribuciones de los diferentes usuarios que utilizan la tecnología.

Esa es la verdadera belleza del código; reflejar fielmente cómo utilizan los desarrolladores y compañías la tecnología e intentar, tratar de que los estándares representen “la realidad de uso”.

Raúl Tabarés Gutiérrez

SOBRE EL AUTOR

Raúl Tabarés Gutiérrez

Investigador especializado en la irrupción del fenómeno digital y su impacto en las relaciones sociales, el cual ha conformado nuevas oportunidades, retos y amenazas en la sociedad. Su área de conocimiento combina temas como las competencias digitales, la innovación social digital, la innovación abierta y los estudios sociales de ciencia y tecnología.

Leer más +

Autor:Raúl Tabarés Gutiérrez
Suscríbete a nuestras comunicaciones
CUÉNTANOS TU OPINIÓN
0 comentarios
CUÉNTANOS TU OPINIÓN
*campos obligatorios