Todas las definiciones del término innovación coinciden en un aspecto esencial: sin implantación real la innovación no existe, y la innovación en el sector de la construcción no es una excepción.
Sin embargo, en este sector marcado por las soluciones tradicionales ratificadas por siglos de utilización (p. ej. el cemento ya se utilizaba en la antigua Grecia), intentar llegar al mercado con un producto realmente innovador choca con las reticencias de toda la cadena de valor, desde la Administración pasando por prescriptores o aseguradoras y finalizando con los usuarios.
Afortunadamente para la implantación de la innovación, la reglamentación en construcción ha evolucionado de códigos prescriptivos, que aceptaban exclusivamente lo ya probado en la práctica constructiva tradicional, a códigos prestacionales, donde lo importante es que el producto proporcione una serie de prestaciones consideradas el mínimo exigible para asegurar la calidad de la edificación, independientemente de cual sea la solución constructiva empleada para alcanzarlas.
Es cierto que aquellas soluciones consideradas tradicionales pueden llegar a ahorrarse el “peso de la prueba” y ser aceptadas directamente al estar incluidas en Catálogos de Soluciones, Documentos reconocidos o Decisiones de la Comisión Europea. Pero la reglamentación actual proporciona mecanismos que permiten evaluar las soluciones innovadoras, entendiendo como tales todas aquellas que no están cubiertas por ninguna norma armonizada.
En una escala de menor a mayor en cuanto a su alcance hay tres formas principales de generar confianza en la evaluación de un producto de construcción innovador: ficha técnica, evaluación nacional y evaluación técnica europea con marcado CE del producto.
Ficha técnica: El fabricante analiza las exigencias para el producto en función del uso y solicita a diferentes laboratorios la realización de ensayos para contrastar las prestaciones proporcionadas por el producto, incluyendo los resultados en una ficha técnica apoyada, de ser necesario, por los informes de ensayo.
Pros:
- Inmediatez
- Posibilidad de ir ampliando la ficha técnica en función de las necesidades detectadas durante la comercialización.
Contras:
- No hay un control externo sobre la relación entre el producto ensayado y producto realmente fabricado.
- No hay un control sobre la constancia de las prestaciones contenidas en la ficha técnica.
- Necesidad, por parte del fabricante, de un conocimiento global de la normativa a aplicar para definir los ensayos a realizar.
- Rechazo por el mercado de ensayos realizados por laboratorios no acreditados o no reconocidos o realizados por métodos de ensayo “ad hoc” ante la imposibilidad de aplicar métodos de ensayo armonizados por la innovación del producto.
Evaluación nacional: Evaluación de las prestaciones del producto frente a las exigencias de la reglamentación nacional (en nuestro caso Código Técnico de la Edificación y reglamentos relacionados) y comprobación de su cumplimiento llevadas a cabo por un organismo reconocido por el Ministerio de Fomento. Se evalúa, por tanto, la aptitud de empleo en construcción de materiales, sistemas o procedimientos constructivos no tradicionales destinados a un uso determinado y específico.
Las prestaciones, recomendaciones de uso, transporte, instalación y mantenimiento son recogidas en un documento de conformidad técnica. La validez del documento está sujeta a la realización de auditorías del control de producción en fábrica, siendo anulado si se detectan cambios en el producto que afecten a las prestaciones.
Pros:
- Evaluación del producto por una tercera parte, independiente del fabricante o del comprador, reconocida por la Administración y por el mercado.
- El organismo aporta un conocimiento detallado de la normativa a aplicar en el diseño de la evaluación, por lo que la evaluación es completa.
- La experiencia del organismo permite desarrollar o adaptar métodos de ensayo de tal forma que sea posible evaluar aquellos aspectos realmente innovadores del producto.
Contras:
- Plazo
- Necesidad de reproducir el proceso en cada país en el que se quiera comercializar ante la falta de armonización de los requisitos y/o no reconocimiento entre países de las evaluaciones nacionales.
Evaluación Técnica Europea (ETE): Evaluación documentada de las prestaciones de un producto de construcción en cuanto a sus características esenciales, con arreglo al correspondiente documento de evaluación. Permite al solicitante, por el carácter de especificación técnica armonizada del Documento de Evaluación Europeo (DEE) el marcado CE del producto.
La ETE será emitida por un Organismo de Evaluación Técnica (OET) a petición del fabricante sobre la base de un DEE. Incluirá las prestaciones que haya que declarar de las características esenciales y en función del uso previsto, así como los detalles técnicos necesarios para la aplicación del sistema de evaluación y verificación de la constancia de las prestaciones.
La Evaluación Técnica Europea ha sustituido al Documento de Idoneidad Técnica Europeo (DITE) tras la entrada en vigor del Reglamento de Productos de Construcción (RPC).
Pros:
- Evaluación del producto por una tercera parte, independiente del fabricante o del comprador, reconocida por la Administración y por el mercado.
- Permite beneficiarse de las ventajas del marcado CE: libre circulación en la UE, válido en los 28 estados miembros y en aquellos del Área Económica Europea.
- El coste del desarrollo del DEE está, de acuerdo al RPC, soportado por la EOTA (European Organisation for Technical Assessment) y los OETs.
- Al desarrollarse el DEE en el seno de la EOTA, los organismos participantes aportan un conocimiento detallado de la normativa a aplicar en el diseño de la evaluación, por lo que la evaluación es completa y puede tener en cuenta incluso requisitos particulares de otros Estados Miembro.
- De no existir métodos armonizados, permite tener en cuenta métodos nacionales o incluso desarrollar métodos específicos, que son consensuados en la EOTA.
Contras:
- Plazo, y la incertidumbre asociada al mismo, inherente al proceso de desarrollo y aprobación del DEE. El plazo, y por supuesto el coste, en un escenario de necesidad de generación de ingresos inmediato mediante la puesta en mercado del producto o cierre, retrae a las pequeñas empresas de optar por esta vía.
- Importante carga administrativa que, aunque recae principalmente en el OET, supone una carga también para el solicitante.
Cada una de ellas tiene sus pros y sus contras. La ficha técnica puede ser más o menos rápida, y puede ir incluyendo prestaciones en función de las demandas que vayan surgiendo de los prescriptores. Pero sin embargo, no asegura un control sobre el producto fabricado en relación al ensayado, ni tampoco es posible asegurar que el producto, su fabricación, no cambia con el tiempo.
La evaluación nacional y la europea aportan la seguridad de que hay una tercera parte detrás de todo el proceso. No es el propio fabricante sino un organismo independiente quién comprueba las prestaciones, la fabricación del producto y en algunos casos incluso aspectos de su instalación. Además, la ETE aporta todas la ventajas del marcado CE (libre circulación del producto en la Unión Europea, confianza en las prestaciones declaradas al utilizar un lenguaje técnico común…) y permite una diferenciación sobre la competencia por su carácter voluntario.
Las tres opciones están ahí, optar por una u otra es una decisión crucial para la empresa que depende de muchos factores. Una estrategia a medio o largo plazo para un mercado internacional se decantará por la ETE; si el mercado es local la evaluación nacional puede ser una opción; si se vive el día a día, algo muy habitual en tiempos de crisis, se irá ensayo a ensayo, en función de la demanda del mercado y de la obra concreta.
Probablemente, como en muchos otros apartados de la gestión de la empresa y sus productos, una combinación de estrategias que nos permita salvar el hoy pero sin descuidar el mañana será la más adecuada.