Gozar de una buena salud nos posibilita alcanzar lo que nos proponemos. Nos brinda la oportunidad de estar cerca de las personas a las que queremos, nos permite despertar por las mañanas y comenzar un nuevo día. Luis Goenaga, navarro de nacimiento, con 71 años, por sus venas recorre una sangre incansable. Es inevitable que su pasión, vitalidad e involucración te atrapen, te contagien.
Este Ingeniero comenzó su andadura profesional, durante cuatro años, impartiendo prácticas, entre otras funciones, de las asignaturas de Calor y Frío y Motores Térmicos en la Universidad de Navarra (CIT). Fue Director General durante quince de distintas empresas del Grupo Mondragón, en el valle de Urola. En 1986 asume la responsabilidad de poner en marcha Fatronik, inicialmente un centro interempresarial de I+D para un grupo de fabricantes de Máquina Herramienta. Años más tarde, con un equipo de 55 personas, lo convirtieron en un Centro Tecnológico.
En el 2003 comenzaron a trabajar en otros sectores como las energías renovables y la salud. Doce meses después deciden diseñar una de las actuaciones tecnológicas más importantes del Centro, lanzando la iniciativa FIK, un proyecto plurianual de diez años, en tecnologías de la Salud: específicamente en tecnologías asistivas para la mejora en la calidad de vida de los mayores y/o con discapacidad.
Leire Agüero. ¿Cómo surge la idea de diversificar en un centro dedicado a la “máquina herramienta” hacia el sector salud?
Luis Goenaga. Hay que ubicarse en un contexto en el que, en un plazo breve de tiempo, el antiguo centro Fatronik pasa de ser una unidad de I+D Interempresarial para convertirse en un Centro Tecnológico de la Red y reconocido por el Gobierno Vasco. Participa en un proceso fallido de fusión con el Centro de Investigación Tekniker, supera una OPA, que en el ámbito empresarial se llamaría hostil o no deseada y desarrolla una una reflexión estratégica de diversificación tecnológica y de mercado. La base de conocimiento de Fatronik era la mecatrónica. En esta reflexión identificamos la posibilidad de aplicar dicho conocimiento a sectores de futuro, tales como la generación de energía y la salud en el contexto del envejecimiento: dispositivos y desarrollos para paliar, complementar o rehabilitar a las personas con deficiencias vinculadas al envejecimiento o la discapacidad.
L.A. ¿Considera que la salud es una oportunidad para las empresas vascas?
L.G. La salud es un capítulo clave de las economías avanzadas en general, tal y como lo demuestran las partidas presupuestarias asociadas a ella. Dentro de la Salud, las expectativas de vida o el envejecimiento, son una realidad actual en el mundo. Jose Miguel Azkoitia, recientemente, en un artículo que ha escrito ha aportado datos y cifras verdaderamente impactantes en esta materia. Consecuentemente, en su globalidad, la salud y específicamente el asociado al envejecimiento, son un reto y una gran oportunidad para el sector industrial. En esta materia, muchos de los desarrollos serán dispositivos, instrumentos, máquinas que dotados de más o menos inteligencia necesitaremos fabricar. En ese marco, Euskadi, tiene una base industria mecatrónica capaz de dar respuesta y propuesta a esos retos que ya están aquí. Por otro lado, los centros tecnológicos son un eslabón importante de la cadena de valor de la generación de esta oferta. Oferta que deberá tener en cuenta la búsqueda de nichos que evite, a las grandes multinacionales, ya sea desde la óptica tecnológica como productiva. Así mismo, en este reto, el rol de las administraciones públicas en el marco de la CPI (compra pública innovadora) puede ser un instrumento muy importante como facilitador de este proceso de desarrollo, tanto tecnológico, como de creación y estructuración de un tejido industrial.
L.A. ¿Qué vinculación mantiene con TECNALIA?
L.G. En el año 2008 dejé la Dirección General de Fatronik, siendo elegido Vicepresidente de su Patronato, cargo en el que estuve hasta la fusión de TECNALIA, allá por enero del 2011. Participé activamente en todo el proceso de fusión. Una vez formalmente constituida, fui elegido Patrono del primer Patronato, cargo en el que he estado hasta junio del año pasado (2016). Paralelamente, en estos años, he presidido el Consejo de la División de Salud y he formado parte del Gabinete de Presidencia. La relación, independientemente de mi presencia en el Consejo de la División de Salud, es la que a título personal se me pueda demandar, convirtiéndome en una persona facilitadora de gestiones y contactos, que por mi trayectoria, puedan aportar valor a TECNALIA, fundamentalmente acciones de colaboración.
L.A. A lo largo de su carrera profesional, ¿ha formado parte de otras entidades o asociaciones?
L.G. En mi recorrido profesional y en mi etapa vinculada al sector industrial, fui miembro de Eumabois, (Asociación europea de fabricantes de maquinaria para la elaboración de la madera). Posteriormente, en mi etapa de Fatronik, fui miembro de FEDIT (Federación Española de Centros de Investigación Tecnológica). He sido miembro de la Cámara de Comercio de Gipuzkoa, participando en su Comité Ejecutivo. En los últimos años y en la actualidad, soy miembro de APTES (Asociación para la promoción de la Tecnología Social), entidad en la que durante cuatro años fui Presidente de la misma y, desde hace cuatro años, soy Patrono de la Fundación Matía.
L.A. Características, actitudes y valores que debería detentar un centro de investigación.
L.G. Ser reconocido por la sociedad por su aportación de valor con la transversalidad tecnológica y organizativa como eje diferenciador y de valor frente a otras organizaciones tecnológicas. Ser capaz de retener y atraer talento de valor contrastable. Ser sostenibles en términos económicos. Conseguir que sus investigadores se sientan orgullosos de pertenecer a su centro. Ser capaz de promover y participar en alianzas de primer orden. Alianzas aportadoras de valor indiscutible, no solo compañeros de viaje sino alianzas de compromiso y en un marco inequívoco de Win to Win. Alianzas de complementariedad tecnológica, de mercado, de business. En dos palabras “alianzas estratégicas”.
L.A. ¿Y un buen líder?
L.G. Ser un buen “coach”, ayudar al equipo a triunfar con un interés por el éxito del equipo y por su bienestar personal. Ser productivos, con orientación a resultados. Ser buenos comunicadores. Con capacidad de autocrítica. ¡De la buena! Saber escuchar. Capacidad de empatía. Con una visión y estrategia clara para el equipo. ¡Ah! Y ser humildes, fundamental.
L.A. ¿Y qué diría de un investigador?
L.G. Ser un profesional con competencias, extrovertido, abierto al mundo (internacional-idiomas), colaborador. Emprendedor, con pensamiento crítico y de orientación al logro, ya que el emprendedor es un constructor de ideas y sueños, capaz de tomar riesgos calculados. Capaz de trabajar en equipo y si se tienen capacidades, de liderarlo. Observador e inquieto, orientado a resultados, al mercado, capacidad crítica y ética y sentimiento de propiedad.
L.A. ¿Qué fortalezas y debilidades observa en nuestro ecosistema de Investigación y Desarrollo?
L.G. En cuanto a las debilidades percibo bajos resultados de explotación de la propiedad intelectual, creación de empresas, transferencia a Pymes. Baja innovación empresarial, con relación a otras regiones europeas. Baja conexión entre la investigación desarrollada en Universidades, CCTT y empresas. Alta densidad de agentes en el Sistema con lo que ello conlleva de duplicidades y competencia frente a recursos públicos limitados. Modelo económico financiero frágil, frente a otros ejemplos europeos, aunque se propugna una estabilidad financiera en el tiempo. Indiferencia social con respecto a la investigación del País y de su impacto en nuestro tejido. Pero también contamos con grandes fortalezas. Importantes capacidades tecnológicas y de innovación. Relevantes colaboraciones público-privadas. Posicionamiento en los diferentes programas nacionales e internacionales. Contamos por ejemplo con Centros como TECNALIA que facilitan la integración tecnológica, aportando masa crítica y capacidad de generar sinergias.
L.A. Echando la vista atrás, ¿qué quería ser de pequeño?
L.G. Pues lo primero, ser mayor (ríe). Luego fui una “vocación jesuítica frustrada”, el tema no cuajó. Lo que verdaderamente me gustaba era la técnica, las máquinas, la creatividad en general. Posteriormente, el emprendizaje, aspecto que ya desarrollé en mi etapa industrial con la creación de una nueva empresa en Azpeitia. Posteriormente esta se consolidó con un nuevo proyecto de gran alcance y proyección como fue el antiguo centro Fatronik. Cuando me lo propusieron pensé que podía ser un reto muy diferente y especial. Partir de cero, con socios que no sabían exactamente lo que querían, sin gente, con una idea genérica y compleja, con algo de dinero propio y mucho ajeno (préstamos). Sinceramente fue una iniciativa apasionante. Me marcó en mi vida profesional. Es una etapa que siempre la llevaré conmigo.
L.A. ¿En qué medida se han cumplido sus sueños?
L.G. Totalmente y con creces. He trabajado en proyectos empresariales que me han cautivado. He trabajado con personas y equipos con los que he compartido retos continuos y permanentes. ¡Ha sido un verdadero lujo!
L.A. ¿Podría salir a la luz alguna frustración confesable?
L.G. La mentira, la traición y la falsedad son acciones insoportables para mí. Una vez, en mi vida profesional, tuve que hacer frente, junto a todo el personal, a una situación muy dura. Fue un verdadero “palo personal”. Sin embargo, esa coyuntura sirvió para que todo el equipo se demostrara a sí mismo y a todos los demás todo lo opuesto: calor, implicación, carácter, responsabilidad y sentimiento de propiedad. Para mí fue una lección espectacular.
L.A. ¿Ha dejado algo en el “tintero” por hacer?
L.G. Plantar un árbol ya lo hecho (ríe), tener una bonita familia con muchos nietos, también. Escribir un libro, en el sentido literal de la palabra, no lo he llegado a hacer, pero si he escrito muchas memorias, planes estratégicos, planes de gestión y planes de viabilidad, entre otros, que podrían sustituir a ese libro (continúa riendo). A partir de aquí, me queda seguir disfrutando de la vida y ver, que aquellos brotes que plantamos en su día y que hoy configuran TECNALIA, crecen y cumplen las expectativas que pusimos en ellos.
L.A. Hoy en día, ¿cuáles son sus objetivos y/o metas?
L.G. Aprender a disfrutar con lo que haces y a ayudar a aquellos que me necesitan. Yo he gozado con mi trabajo en toda mi vida laboral. Al desaparecer esta, buscas nuevos incentivos, buscas el saborear las alegrías de la vida, ocuparte de la salud, disfrutar de una buena lectura. Recientemente acabo de leer, válgame la redundancia “Y si realmente pudieras”, el desarrollo de la determinación para cambiar realmente, de Pilar Jericó. Ahora acabo de iniciar “Liderar para el Bien” de Luis Huete.
L.A. Luis, ¿y a qué dedica el tiempo libre además de a la lectura?
L.G. A viajar, a pasear, a disfrutar de la naturaleza, de la familia, de los nietos… Y a observar y observar: el entorno, el mundo. También me deleito escuchando una buena música.