El objetivo de la seguridad frente a incendio es estudiar el comportamiento de un producto ante el fuego para reducir a límites aceptables el riesgo de que sus usuarios sufran daños producidos por un incendio accidental.
Los requisitos mínimos exigidos por las normativas en cuanto al comportamiento ante el fuego de productos de construcción, del sector transporte o de sistemas eléctricos, se han visto fuertemente endurecidos durante los últimos años.
Algunas de las razones parecen claras: cada vez disponemos de más dispositivos eléctricos, incrementando la posibilidad de un incendio accidental y, la cantidad de materiales combustibles que nos rodea podría aumentar la velocidad de su propagación.
Los datos extraídos del último informe realizado por APTB (Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos) y Fundación Mapfre, “Estudio de víctimas de incendios en España en 2017”, resultan alarmantes: el número de fallecidos por incendio en 2017, en nuestro país, ha ascendido un 21,7 % respecto al año anterior, la peor cifra en los últimos ocho años. En el hogar se han registrado una media de 63 fuegos diarios, con un balance de 144 víctimas mortales.
Dejando a un lado el estudio de la resistencia al fuego de los elementos constructivos, es decir, su capacidad para confinar un incendio, entremos a analizar su reacción o potencial de contribución al desarrollo del fuego.
Clasificación de reacción al fuego
El sistema de clasificación de reacción al fuego, tanto en revestimientos interiores como en envolvente exterior está armonizado para los Estados miembros de la Unión Europea en el sistema de Euroclases. Esta clasificación evalúa tres requisitos: el grado de combustibilidad (de A a F), la cantidad de humo producida (de s1 a s3) y la caída de gotas y/o partículas inflamables (de d0 a d2). Para clasificar los productos es necesario analizarlos según uno o varios ensayos; siendo el más representativo del sistema constructivo completo el llamado Single Burning Item (SBI), que simula un incendio similar a la que generaría una papelera en llamas sobre una muestra de dos alas en esquina y de 1,5 m de altura.
En función de la clasificación obtenida, el producto podría ser instalado en ciertos edificios según tipología, altura o uso de la edificación, pudiendo variar la exigencia de clasificación mínima entre Estados miembros. Los requisitos mínimos de reacción que deben cumplir estos productos en España se recogen en el Documento Básico de Seguridad de Incendio (DB SI) del Código Técnico de la Edificación (CTE).
¿El método de ensayo SBI enfocado de forma adecuada para evaluar la propagación del fuego en fachadas? Varios incidentes registrados durante los últimos años, como el incendio en la torre Grenfell de Londres en junio de 2017, han dejado en entredicho la idoneidad del sistema de Euroclases para fachadas. La potencia calorífica del fuego simulado en el SBI, de 30kW, es relativamente baja respecto a la potencia real que podría alcanzarse en incendios reales; y la dirección de exposición al fuego de la muestra, aplicado en su revestimiento exterior, no sería representativa de un incendio interior que emerge a la fachada desde una ventana.
Por otro lado, se debe hablar también de los cambios sustanciales que los sistemas de fachada han experimentado durante las últimas décadas. Las directrices marcadas por la Comisión Europea para la mejora de la eficiencia energética han provocado la introducción de nuevos sistemas constructivos que mejoran el aislamiento térmico de la envolvente, cuyo comportamiento frente al fuego en un incendio real podría ser desconocido. Estos sistemas incluyen habitualmente entre sus componentes materiales de alta combustibilidad, aumentando la carga de fuego de la fachada de forma considerable, y/o cámaras de aire en las que se podría generar el llamado efecto chimenea.
Ensayos adicionales a gran escala
Tras el incendio en la torre Grenfell, el gobierno del Reino Unido inició el estudio Building Safety Programme con el objetivo de recabar información sobre la situación de la seguridad frente a incendio del parque edificatorio británico, con actualizaciones publicadas periódicamente. Según datos actualizados, un alto porcentaje de edificios de gran altura, muchos de ellos rehabilitados para mejorar su comportamiento térmico, presentan revestimientos combustibles cuyo comportamiento ante un posible incendio sería desconocido.
Ante este ambiente de incertidumbre generalizado, 15 países de la Unión Europea han incorporado a su legislación nacional la obligatoriedad de realizar ensayos adicionales a gran escala para evaluar la propagación del fuego en edificios de gran altura, según las normas BS 8414 en Reino Unido, SP Fire 105 en Suecia o LEPIR II en Francia, entre otros. Países como Emiratos Árabes Unidos o Australia han incorporado estas normas a su legislación nacional, y EEUU o Canadá también cuentan con sus propias normas de ensayo a gran escala.
En estos ensayos se busca simular la potencia calorífica que un incendio podría alcanzar sobre una solución constructiva a escala real y ejecutada fielmente a su condición final de uso: se genera un incendio de entre 3 y 5,5 MW (al menos 100 veces mayor que el ensayo SBI) sobre una fachada de tres plantas de altura y respetando los detalles constructivos de obra.
En España, por su parte, el DB SI del CTE está en proceso de revisión. A pesar de no contemplar de momento la inclusión de ensayos a gran escala, a lo largo de los próximos meses se prevé la introducción de modificaciones en los requisitos mínimos de reacción al fuego que deben cumplir las fachadas según el Proyecto de Real Decreto por el que se modifica el Real Decreto 314/2006.
A nivel de conjunto de la UE, actualmente se están desarrollando las bases de la futura normativa europea de comportamiento al fuego de fachadas a gran escala. El documento “Development of a European approach to assess the fire performance of façades” publicado el pasado junio por la Comisión Europea, presenta dos posibles métodos alternativos como base de la versión definitiva, y que entrará previsiblemente en vigor para todos los Estados miembros en los próximos años.
Tras este escenario futuro, ¿cómo podría un fabricante de fachadas anticiparse a esta situación?
La buena noticia es que actualmente se dispone de varios métodos de ensayo internacionales válidos para realizar ensayos a gran escala, que podrían tomarse como base para generar conocimiento sobre el comportamiento integral de sus productos y adelantarse así a posibles competidores.