En los últimos años, los vehículos automatizados, también conocidos como autónomos, se están convirtiendo en una realidad patente. Muchos somos los que creemos que esta realidad va acompañada de un cambio más profundo y complejo en nuestra sociedad, y en la manera que entendemos hoy en día la movilidad.
Hace 130 años, el ingeniero Karl Friedrich Benz fue víctima de un robo sin precedentes. Llevaba dos años intentando perfeccionar aquel mecanismo con el que tanto había soñado: su “Motorwagen”. No sabemos si fue su carácter alemán, o el miedo a la burla de la pequeña comunidad científica de la época, pero el hecho es que no se atrevía a mostrar al mundo las capacidades de aquella máquina excepcional. Fue entonces cuando Bertha, su esposa, y dos de sus hijos, tomaron sin permiso aquel vehículo llevado sin animales, para poder ir a visitar a unos familiares. El viaje fue un éxito: 106 km en ocho horas sin carreteras ni estaciones de servicio. Este hecho ha marcado un hito para toda la humanidad. Lo que vino después es historia.
Hasta ese momento, las ciudades y calles estaban hechas para los caballos, los coches que tiraban y las carretas. Desde la masificación del automóvil, los centros urbanos cambiaron por completo. Algunos hoy en día han optado por ser completamente peatonales manteniendo las dimensiones originales.
Desde entonces, el automóvil se ha convertido en el objeto de estudio para muchos emprendedores transformando nuestra concepción de la sociedad, la economía y la cultura, entre otras cuestiones. Revolucionó el mundo, creó las cadenas de producción, acortó distancias y permitió el desarrollo tecnológico, que desde entonces ha venido en acenso.
Sin embargo, a pesar de haber transcurrido casi un siglo desde que Henry Ford impulsara la fabricación en serie (y con ello la popularización de los automóviles), la automatización total o parcial en los vehículos reales ha sido considerada como una idea utópica, hasta ahora.
Las investigaciones realizadas en los últimos años en el campo de los sistemas de transporte inteligente (ITS), en sistemas de asistencia a la conducción (ADAS), infraestructuras inteligentes y conducción automatizada/autónoma de vehículos han impulsado de manera decisiva la reducción de accidentes en los últimos años.
Es un hecho que los resultados de estas investigaciones, así como su desarrollo tecnológico, permiten tener hoy en día vehículos más seguros y confortables. ¿Quién no ha disfrutado de la implementación de algún sistema de ayuda a la conducción, denominados ADAS, en vehículos comerciales? Algunos de los más conocidos son: el control de crucero (CC), aparcamiento automático, control de estabilidad (ESC), frenado automático de emergencia, entre otros.
El estado de la tecnología actual nos permite pensar que en un futuro cercano los vehículos automatizados estarán conviviendo con los vehículos convencionales (aunque conectados), comunicándose e interactuando entre ellos.
Según algunos estudios recientes, los vehículos automatizados son una de las tecnologías de mayor influencia para la movilidad y la mejora de la calidad de vida. Es por ello que muchos de los líderes tecnológicos de muestro tiempo se han lanzado en esta aventura, aunque no vengan especialmente del mundo del automóvil: Google, Apple, Tesla, Intel, Tomtom y Uber han hecho una apuesta clara por estas tecnologías.
¿Por qué los vehículos automatizados pueden cambiar nuestra sociedad?
- Seguridad: podemos reducir considerablemente los accidentes, que se deben en más de un 90 % a errores humanos.
- Eficiencia y cuidado ambiental: conseguimos disminuir los tiempos en el transporte (en atascos). Algunos proponen nuevos medios de transporte “compartido”. Otras soluciones están relacionadas con los vehículos eléctricos e híbridos, para una reducción de las emisiones y el consumo de los vehículos.
- Confort: podemos definir trayectorias eficientes, con menos aceleraciones. Además, el conductor puede librarse de la tarea de conducir, y disponer de más tiempo libre para otras actividades mientras el modo de conducción “automatizado” esté activo.
- Inclusión social: muchas personas con discapacidad o de avanzada edad podrán contar con una mayor libertad de desplazamiento.
- Accesibilidad: habrá cambios en las infraestructuras, sobretodo en accesos a centros urbanos y aparcamientos. Si el vehículo puede moverse solo, ¿son necesarios tantos sitios de parking?
- Propiedad de vehículos: en este contexto, ¿necesitamos tener nuestro propio coche? Muchas personas, sobre todo en centros urbanos, se ahorrarán gastos de parking, seguros, y reparaciones.
Estos cambios se irán implementando progresivamente, y dependiendo de la evolución que tengan las los niveles de automatización basados en el estándar SAE J3016. Estos están definidos desde no automatizado (Nivel 0), pasando por parcialmente automatizados (nivel 2), hasta completamente automatizado (Nivel 5).
¿Usáis menos los pedales en la autovía? El hecho es que bien para ahorrar combustible, evitar accidentes, o simplemente evitar sorpresas con los radares (y sus multas), muchas personas no utilizan los pedales en la autovía sino el control crucero.
“La ciencia es independiente de los medios en que se exprese”–Dr. Carlos Gonzalez, CSIC– . Las soluciones que planteamos para lograr los vehículos automatizado y conectados deben ser independientes de los medios de transporte en que se apliquen. Es decir, que podamos contribuir a que los sistemas de transporte puedan aprender de sí mismos, y de su entorno (a través de sistemas de comunicaciones y percepción embarcados), y a su vez interactuar con el conductor.
No es casualidad que el vehículo automatizado nazca de la mano de otras tendencias tecnológicas: inteligencia artificial, mundo conectado, big data, visión artificial... En TECNALIA trabajamos en estas tecnologías con nuestros socios y clientes para avanzar en este modelo de sociedad más eficiente, seguro, conectado y automatizado.